sábado, septiembre 14, 2024

Clarice Lispector, la escritora ucraniana que deslumbró al mundo

Ucrania tiene una literatura rica y compleja que ha sido aplastada por el innegable prestigio de los grandes autores rusos. Pero entre sus nombres sobresalen dos mujeres: Clarice Lispector -muy conocida en América por haber emigrado a Brasil- e Irene Nemirovsky, que se convirtió en una estrella literaria post mortem en Francia. Celebrada en vida, la primera sigue siendo objeto de estudio y admiración a casi cuatro décadas de su fallecimiento.

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C OMPARADA con Virginia Woolf y James Joyce, Lispector es considerada hermética, permeada por la experimentación lingüística, entre líneas y «silencios».  Sus tramas son prácticamente inexistentes y es conocida por sus rupturas de las reglas de puntuación, con una novela, por ejemplo, que comienza con una coma y termina con dos puntos.

La obra de Clarice Lispector (1920-1977) no es fácil de leer pero aun así, la escritora es una de las más citadas en internet.  En su libro «Amar a Clarice – Cómo descubrir y apreciar los aspectos innovadores de su obra», la escritora y profesora de literatura Emilia Amaral escribió que Clarice Lispector «vivió y escribió bajo los signos de la fascinación y la paradoja: adorada por muchos, elegida como objeto de varias corrientes críticas, al mismo tiempo opuesta a las diferenciaciones de género, entre otras categorías clasificatorias.

Vuelta al mundo

Nacida en Chechelnyk, Ucrania, llegó a Brasil cuando era bebé, en 1922, con su familia que huyó debido a la persecución de los judíos después de la Revolución rusa de 1917.

Los Lispector arribaron a Maceió, desde donde se trasladaron a Recife, en 1924, y de allí a Río de Janeiro, en 1935, ciudad donde se asentaron definitivamente.

En Brasil, los miembros de la familia cambiaron sus nombres. El padre Pinkhas se convirtió en Pedro y la madre Marian, en Marieta. De las hijas, Lea pasó a llamarse Elisa; Tcharna, Tânia y ella, Chaya (o Haya), Clarice.

Casada con un diplomático brasileño, la escritora vivió fuera del país de 1944 a 1959 (Italia, Suiza, Inglaterra y Estados Unidos). Cuando se separó, regresó a Brasil, donde vivió hasta su muerte, el 9 de diciembre de 1977, un día antes de cumplir 57 años.

En relación a la obra de Clarice, Noeli Lisbôa, investigadora en Teorías del Texto y del Discurso en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), dice que en las novelas de Lispector prácticamente no hay trama.

«En «Agua Viva» dice: ‘el género ya no me atrapa’, realmente rompe con la estructura de los géneros literarios», explicó Lisbôa.

«Lo que realmente me interesa de Clarice es su cuestionamiento del lenguaje, de sus límites, de su incapacidad para expresar la experiencia humana. Hay dos frases que expresan esto: ‘Vivir no es reportable’ y ‘La realidad no tiene sinónimos’.

«Su obra me parece sumamente importante, porque es innovadora precisamente en este cuestionamiento que hace del lenguaje».

Para el profesor Antônio Marcos Vieira Sanseverino, en la obra de Lispector hay un giro hacia la experiencia interior, hacia el impacto de las cosas del mundo en la subjetividad de sus personajes.

Según Amaral, lo que destaca en la obra de Lispector es la interioridad de los personajes, sus movimientos de alienación y la búsqueda de la trascendencia.

«La palabra ‘Clariceano’ quiere ser lo que representa, de ahí que el lenguaje esté impregnado de líneas, a través de las cuales se pretende ir más allá de lo que se dice», explicó.

«Es una literatura metalingüística, que se indaga mientras se realiza, conquistando tanto por el proceso de escribir como por el producto: el texto».

Para Antônio Marcos Vieira Sanseverino, coordinador del Programa de Postgrado en Letras de la Universidad Federal de Rio de Jaineiro (UFRGS), en la obra de Lispector hay un giro hacia adentro, hacia la experiencia interior, hacia el impacto de las cosas del mundo en la subjetividad de sus personajes.

«Tal experiencia interior, colocada de manera radical, es desagregadora, pues revela la extrañeza de cada uno, lo que no se corresponde con los roles sociales vividos en la rutina», explicó Vieira Sanseverino.

«En Clarice, eso se ve en una experiencia del lenguaje, o la búsqueda de un lenguaje capaz de hacerse cargo de esta extrañeza».

El profesor Arnaldo Franco Jr., de la Universidad Estadual Paulista (Unesp), señaló que Clarice Lispector se encuentra entre los grandes creadores del campo de la literatura.

«Su obra, marcada por la hibridación de géneros, por la experimentación lingüística, por la afirmación de una óptica femenina, contribuyó a expandir los valores temático-formales del sistema literario brasileño».

«Se puede decir que, a partir de la traducción de sus textos, también afectó a la literatura de otros países. Ella hizo una literatura que inquieta al lector, instalando una perspectiva crítica en relación a los esquemas, que alienan al ser humano del contacto vigoroso con si mismo, con el otro, con la vida».

Según el académico, quizás la gran marca de la obra de Clarice Lispector sea la afirmación de la libertad de crear sin subordinación a las normas, criterios y parámetros idealizados de lo que debería ser el texto literario.

«Junto a esta afirmación, que afecta los planos temático y formal de su literatura, también existe una desconfianza permanente en relación al lenguaje, a los juegos de poder y jerarquías que se establecen entre el yo y el otro, a valores y prácticas idealizadas socialmente «, añadió.

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