REABRIÓ Fundación Proa con una mega muestra que reúne obras de 46 artistas mujeres que habían formado parte de exposiciones en la historia del espacio cultural de La Boca. El archivo se impone como marca de época en el siglo XXI. De los carteles lumínico-narrativos de la estadounidense Jenny Holzer a las escrituras ilegibles de Mirtha Dermisache, y de los accesorios con símil de piel humana de Nicola Costantino a los cuadros vivos de la italiana Vanessa Beecroft, «Crear mundos» agrupa a un seleccionado de artistas contemporáneas en torno a cuatro ejes temáticos (materialidades, espacio, lenguaje y cuerpo), cuyos trabajos se distribuyen en cuatro salas.
Sin una gota de testosterona, la muestra está al cuidado de Cecilia Jaime y Manuela Otero y contó con la asesoría académica e investigación de María Laura Rosa. Esculturas, dibujos, pinturas, videos, fotografías, instalaciones y registros de performances históricas (como la de Marta Minujín en Costanera Sur, en 1965) y contemporáneas, como la de la siempre cautivante Elena Dahn, de 2017, forman parte de esta antología de la creación femenina.
Los mundos de la exposición no son apacibles ni están desprovistos de antagonismos, alborotos ni sarcasmos. Hay referencias a la maternidad, como en el caso de las dos obras de la francesa Louise Bourgeois, expuestas en una sala de atmósfera placentaria, y en el escalofriante textil de Mariela Scafati, que recibe a los visitantes en la primera sala. “Las artistas que integran «Crear mundos» nos presentan piezas que conforman en sí mismas pequeños universos en donde nos hablan sobre las complejidades de nuestra época –escribe María Laura Rosa-. A través de ellos nos acercamos a experiencias singulares y situadas en los contextos de cada una de las creadoras, aunque a la vez no dejen de referir a problemáticas globales”.
Ese contrapunto entre singularidad y universalidad está cuidadosamente equilibrado en la muestra, aunque aparecen pocas referencias a los contextos sociopolíticos de las artistas y sus obras. Hay excepciones en este sentido, como en los trabajos de Delia Cancela y Teresa Pereda, la sudafricana Tracey Rose, la iraní Shirin Neshat y la sueca Nathalie Djurberg, de la que se proyecta un corto de animación que empieza como farsa y deviene pesadilla de la esclavitud sexual. Multitemporal, multiespacial y multidisciplinaria, «Crear mundos» alumbra distintos enfoques, que van de lo panfletario y reivindicativo a lo autobiográfico y generacional, como pasa con la fotogalaxia de Cecilia Szalkowicz o la historieta de un solo cuadro de las Chicks on Comics.
A simple vista, la primera sala de Proa, donde se muestran trabajos vinculados al núcleo de materialidades, se podría confundir con un centro de compras. Vestidos, textiles, carteras y zapatos de Dalila Puzzovio, Mónica Millán y Mónica Girón, entre otras, se entremezclan con obras de la libanesa Mona Hatoum y Alicia Herrero. En la segunda sala de la planta baja, donde se exponen obras que conectan el territorio con el género, se puede ver un fabuloso díptico de Ana Gallardo, otro de Adriana Lestido y un tríptico de Gachi Hasper. Se proyecta un video de la italiana Rosa Barba que tiende puentes con la instalación de Marina de Caro; en ambas obras, las islas se convierten en metáforas de la acción humana, tan absurda como poética. La sala tres, relativa al lenguaje, tiene murales de los diarios crípticos de Mirtha Dermisache, mapas líricos de Inés Drangosch, una instalación fotográfica sobre la lectura de Leticia Obeid y carteles de caligrafía textil de Julia Masvernat.
Para ir a Fundación Proa, hay que solicitar turno en la página web proa.org/esp, donde además se comparte el material que, por cuestiones sanitarias, no se entrega impreso. La nueva normalidad también es un mundo nuevo.
«Crear mundos». Fundación Proa – Av. Pedro de Mendoza 1929. Jueves a domingo, de 12 a 18. Hasta el 30 de noviembre el ingreso es gratuito. La exposición permanecerá abierta hasta febrero de 2021.
Fuente: Página 12